lunes, 28 de junio de 2010

MEDITACION

La humildad y la pobreza son esenciales para una ética sana en tiempos hipermaterialistas. Buscamos en el mercado aquello de lo que carecemos interiormente, casi sin darnos cuenta. Ver pasar los estímulos sin darles coba es un ejercicio de observación que requiere estar sumergid@ en la interiorización. Algo parecido sucede cuando estás nadando. Te llegan las voces y las luces pero tu mente permanece en un vacio placentero, exento de pensamiento. Supongo que así es como logras distanciarte de la capa superficial de la realidad, entras en una espiriualidad que no sólo te permite ir separándote de lo material, también te concede la gracia de ver cómo emerge la realidad profunda, estructura flexible y sólida que te ofrece el camino hacia una nueva conciencia.
La DUDA ETICA escuece menos, porque la exposición al poder dominante se atenúa, pierde peso específico en tu actitud cotidiana. Si todos esos brillos, plásticos y colores tan ordenaditos en pulcros y relucientes escaparates, perdieran la capacidad de hipnosis que poseen, todo sería más sencillo. Es un efecto químico, comprobado.

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