viernes, 25 de junio de 2010

KARL

Herpes, el amor me puso nostálgica, disculpa que no me cague en Rouco esta tarde, no tengo más que el recuerdo de la lluvia en mi piel, el peso del hombre k sobre mi cuerpo....

Siento tanto tu dolencia, se asemeja punzante a tantas constantes de este mundo di merda.

Con tanto trasiego lleno de deseo carnal y espiritual me perdí, y dejé de pensar en lo que nos sostiene en la radical mirada sin fisuras: esta enfermedad desquiciante llena de escozor y zozobra, roja y supurante. Laberinto sin salida, por momentos agobiante. La DUDA ETICA encuentra su epicentro lastimero en la obsesión denominada mercado mundial.
Karl, ser de otra galaxia. Disculpa que simplifique y hasta que me equivoque. El que la verdadera riqueza intelectual del individuo dependa de sus relaciones reales es un hallazgo. Esto sucedía cuando se abolía la propiedad privada, entonces llegaba la liberación del individuo y se entronizaba la historia universal, la producción del mundo entero. La novedad ante la imposibilidad de tus ideas, Karl, es un intento de consuelo: hay gentes en este sistema, que han conseguido crear minimundos paralelos donde no desaparece el mercado, pero se instala un boicot irreverente al consumismo, donde se buscan precisamente a partir de la creación de redecitas, nuevos horizontes existenciales. Seres vivos soñadores. Tal vez un día de éstos, l@s precari@s de la historia nos unamos y hagamos una gran orgía de amor e ideas, y la luz que desprendamos sirva para que nuestr@s niñ@s se liberen del plástico narcotizante autoritario.

ZOSTER

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